Esto no importaba debíamos vencer a Roma a cualquier precio. A medida que avanzábamos estábamos más debilitados, mis compañeros iban cayendo a causa de las extremadas temperaturas, de nuestro agotamiento tras días de viaje pero aún así seguiamos adelante con la esperanza de vencer a los romanos.
Cuándo al fin conseguimos atravesar los Alpes y divisar los primeros pueblos romanos, nuestro ejército estaba gravemente reducido.
Pero aún así no perdimos ninguna de las batallas antes de llegar a nuestro claro objetivo, a nuestra razón por la que habíamos dejado atrás a todos nuestros compañeros cuándo ya no pudieron seguir adelante. O incluso dejando atrás a nuestras familias, esperando nuestra llegada, tras nuestra victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario